Ahora no.
Sentada en el filo de la cama,
las ganas de quebrantarme regresaban repetidas veces.
Lloré, lloré y lloré;
Mas mis parpados permanecían secos.
Es la carencia.
Las palabras se agotan pero los pensamientos no merman;
brotan tal cual un ciclo eterno y activo.
Siguen surgiendo.
Si nadie me ve, estoy bien.
Todos aquellos rostros que una vez miré,
Los admiraba con pasión;
ahora no son más que un reflejo en el agua que se desmorona con tan solo tocar.
Son Insignificantes; Mínusculos.
¿Recordaran a aquella chica?
Ahora, se desenvuelve más sociable, más abiertamente;
más superficial.
Nada de surrealidad adolescente,
perfecta.
Nada de vida feliz de cuentos de adas.
Simple y llanamente la Realidad.
Leidy González.
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