domingo, 20 de septiembre de 2009

Historias de bar


No niego que el bartender es apuesto.

Aquella niña se encontraba sentada en la barra, observando con deseo, entre plática y algo de flirteo.

Y llego la mujer, con su energía deslumbrante, personalidad hermosa, y sonrisa perfecta.
Y la niña pasó de ser dama a alguien que frecuentaba el lugar en un simple parpadear de ojos.

En el otro extremo de la barra se encontraba una pareja reciénformalizada, y celebraban su cambio de status.

La niña volteo la cara a su dirección; los pensamientos fluyeron en ella como una corriente de luz, y ella sintió la necesidad de irse.

La mujer era una rubia intimidarte. La niña y ella no cruzaron ni las miradas, pero ahora ella era el centro de atención. Ni ella, ni la pareja de novios, ni yo importaba, solo la rubia.


Las luces se colocaban en su figura, en su rostro y su cigarrillo en la mano. El humo intoxicaba el lugar, y con ella parecía el aroma más dulce, el que no importaba si te mataba en un asalto.

La niña quiso buscar una excusa para irse tan rápido como pudo; no sabía si despedirse o sólo evaporarse:

-Pero es más triste cuando nos encontramos y no tenemos nada que decir- escuchó. Al regresar la mirada, el bartender no estaba. Y ahora quien se mostraba ya no era tan rubia, de hecho, ni mujer.

-No nos conviene estar tan tarde en este lugar, y mucho menos cuando es tan temprano- respondió - vámonos.




-Leidy
2009

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En fotografía: Mary Arias

2 comentarios:

Ella Pichardo dijo...

i like it!

Betsa dijo...

ohh I know the feeling. Me gusto este mi negra!