Salí ayer a buscar una musa.
Las del pasado se desvanecieron; me dejaron lindos recuerdos, pero ya no están.
Y cuando las miro, se sienten lejos, extrañas y ajenas.
El desinterés que inunda mi espacio -o será la vagancia- contempla como cada vez caigo más en el olvido,
en la falta del oficio y en la perdida de la creatividad.
Para mí, se acabo la poesía -que nunca había- y se acabó querer ser artista.
Ahora me queda releer lo viejo una y otra vez.
-Lei
16/abril/2012
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