Como la primera vez que nos encontramos,
o como la vez que cancelamos nuestra salida y nos quedamos en casa viendo películas y tomando chocolate.
Como cuando el viento fresco arrastra la lluvia a nuestras mejillas al contemplarla tan silenciosamente desde la terraza,
o a través de la ventana.
O como cuando te da frío,
pero solo en los dedos de los pies y buscas los mios como un refugio,
aún con los zapatos puestos.
Arcilloso y penetrante se levanta extendiendose por toda la urbe, el olor de la tierra mojada.
Y luego, la lluvia se detiene, el aroma se extingue,
y es en ese momento cuando noto que solo eres un personaje, inventado por mi imaginación en la búsqueda de una sonrisa,
para no sentirme tan patética.
Leidy González
26/mayo/2008
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